La actuación de Lunin en el derbi desnuda al completo los serios problemas que está teniendo Ancelotti para cubrir la baja de Courtois. La grave lesión del belga dejó en shock al madridismo, consciente de que su ausencia provocaría un serio problema en la portería. El gigante de Bree era una garantía bajo palos, que transmitía seguridad a un equipo y un entrenador que le añora más que nunca.
TITULAR POR DECRETO
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Tras la lesión de Courtois, el club corrió al mercado para conseguir la cesión de Kepa, un viejo anhelo de Florentino Pérez al que no quiso Zidane, pero que llegó en verano recomendado por el entrenador de porteros, Lluis Llopis, al que entrenó en las categorías inferiores del Athletic. Fue proclamado titular por decreto, manteniendo a Lunin en la suplencia. Pero el vasco no ha estado a la altura con lagunas en su estilo, mientras que el ucraniano fue acortando distancias para acabar compitiendo por el puesto.
Lunin cumplió bajo palos aprovechando un par de lesiones de su nuevo compañero. Lo hizo bien, hasta el punto de que Ancelotti tuvo que aceptar que se había precipitado al descartarlo antes de tiempo. Pero el ucraniano también ha fallado ante el mismo rival que condenó a Kepa, el At. Madrid. El vasco había jugado los dos primeros derbis en los que acabó señalado por sus errores. En el tercero jugó Lunin, que imitó a su compañero con errores de bulto que ahora cuestionan su titularidad.
NO BORRAN EL RECUERDO DE COURTOIS
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El Real Madrid tiene un problema en la portería. Kepa y Lunin son dos buenos cancerberos, pero sus irregulares actuaciones propician el debate de si tiene o no categoría para asumir la responsabilidad que supone defender el arco madridista. El Madrid de los últimos años se refugiaba en las actuaciones del belga, que salvaba partidos y transmitía seguridad a sus compañeros.
Lunin y Kepa, Kepa y Lunin no están dando la talla y el madridismo cuenta con los dedos los días que quedan para que regrese Courtois, que cumple más de seis meses desde que se lesionó. Un problema que el club deberá valorar para el futuro, porque el belga, a sus 32 años, necesita un relevo de garantías y tanto el vasco como el ucraniano están dejando un rastro de dudas pese a ser dos porteros de categoría.