En tiempos de Beltrán (q.e.p.d.), aquel fútbol de los noventa, hubiera proporcionado un ambientazo de almohadillas espectacular, aquellas almohadillas entregadas en la entrada para acondicionar mejor el trasero a las gradas de cemento (no había asientos) y que, tras una calamitosa actuación arbitral, volaban desde los cuatro frentes del estadio hacia el césped como medida de protesta tras un arbitraje nefasto como el de ayer en Son Moix.
También eran los tiempos de aquel tubo de aire comprimido que habilitaba la entrada y salida de los protagonistas al terreno de juego y que además de aportar la novedad publicitaria servía para evitar problemas procedentes desde la grada.
Pero ya no está el tubo, no están las almohadillas, ni tampoco el doctor Beltrán que hubiera ofrecido una rueda de prensa incendiaria.
Todo eso es pasado, y González Fuertes es de esos árbitros que hubiera coleccionado almohadillas y hubiera agradecido el tubo, aunque no sé si tanto como agradece que este Mallorca no dice ni pío antes estas tropelías. Aquí “ni tuge ni muge” nadie.
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Por cierto, ya son ocho los partidos pitados al Mallorca por solo dos colegiados, mientras que hay siete que no han dirigido ni un solo partido a los bermellones.
Dicho queda. Sigan, sigan…